Seguro que has oído a más de una embarazada mencionar lo mucho que echa de menos el jamón ibérico. Durante muchos años ha estado prohibido el jamón en el embarazo, ya que era un alimento crudo que aumentaba el riesgo de enfermedad. De hecho, la mayoría de las mujeres disfrutaban de un bocadillo de jamón postparto para marcar el final de sus embarazos.
Las mujeres embarazadas pueden consumir jamón siempre que tenga más de 18 meses de curación (el ibérico debe tener al menos 24 meses), según un estudio realizado por el Centro Tecnológico Agroalimentario (Cicap). Más adelante hablaremos de esto con más detalle.
Debido a que esta comida podría estar contaminada con Toxoplasma Gondii, el parásito que causa la toxoplasmosis, se prohibió a algunas embarazadas. No hay problema si la mujer tuvo contacto con el parásito antes de quedarse embarazada, porque ya había adquirido anticuerpos que habrían protegido al feto. Sin embargo, como los embutidos se consideran carne cruda, se aconseja que las mujeres que no hayan estado expuestas a la enfermedad se mantengan alejadas de ellos.
Qué es la Toxoplasmosis
La toxoplasmosis es una infección provocada por el parásito Toxoplasma Gondii que, en casos de mujeres embarazadas, puede dar lugar a complicaciones como hidrocefalia, toxoplasmosis congénita, problemas de visión, alteraciones del neurodesarrollo o riesgo de aborto.
Este parásito está presente en el agua, la tierra y los animales, a pesar de que se trata de una enfermedad rara y quienes la contraen apenas muestran síntomas. Por ello, es crucial lavar cuidadosamente frutas y verduras, sobre todo durante el embarazo, evitar el contacto con criaturas extrañas y, por supuesto, evitar comer carne y pescado crudos o poco cocinados.
El jamón iberico para el embarazo
Aunque anteriormente estaba prohibido el jamón durante el embarazo, una serie de estudios sobre la taxoplasmosis y la cura del jamón han aportado nueva información sobre la probabilidad de desarrollar la enfermedad.
Expertos en nutrición y bromatología de la Universidad de Zaragoza investigaron en 2011 la existencia del parásito a lo largo del proceso de curación del jamón. Se demostró que el producto final estaba libre de parásitos tras 14 meses de curación, lo que reduce la posibilidad de desarrollar toxoplasmosis. La probabilidad de desarrollar toxoplasmosis disminuye con el tiempo de curación del jamón.
El jamón ibérico es una de las opciones más saludables y puede consumirse durante el embarazo por su forma de preparación y conservación. Este tipo de jamón ibérico suele necesitar un periodo de curación de al menos 24 meses, un tiempo muy superior al aconsejado para eliminar el parásito.
Debido a que no supone ningún riesgo para la salud ni de la madre ni del feto, este plato ha sido incluido en las listas de la compra de las embarazadas por la mayoría de investigadores y ginecólogos. ¿Por qué? ya que se ha establecido que los jamones ibéricos que pasan las medidas sanitarias necesarias están libres del parásito.
Así lo aclaró un estudio realizado en 2016 por las Universidades de Granada y Valencia, que constató que el procedimiento tradicional de salazón para la elaboración del jamón asegura la completa erradicación del parásito Toxoplasma Gondii. Por tanto, el jamón ibérico es la excepción.
El jamón ibérico no sólo satisface la necesidad favorita de una mujer embarazada, sino que también es una opción fantástica para la salud cardiovascular por sus ácidos insaturados y su abundancia en vitaminas del grupo B, esenciales para el desarrollo del feto. Estas vitaminas incluyen B1, B2, B6 y B12. También la vitamina E.
Sin embargo, algunos especialistas médicos aconsejan congelar el jamón durante el embarazo por precaución. Eliminamos cualquier posible microorganismo de la carne congelándola, lo que hace que este producto sea seguro para el consumo una vez descongelado. Los expertos dicen que debe mantenerse a una temperatura inferior a 20 grados durante al menos 48 horas antes de que pueda consumirse con seguridad. Esto no debería ser un problema, ya que la mayoría de los congeladores actuales pueden alcanzar los -18 °C.
Para que el jamón ibérico se congele de forma segura, debe envolverse en film transparente o en una bolsa de plástico con cierre para evitar la entrada de aire mientras se congela. Esto ayudará a mantener sus cualidades organolépticas. Sin embargo, aunque esté cubierto de plástico, no lo saques del frigorífico para descongelarlo, ya que pueden proliferar bacterias cuando no está en un ambiente frío.